La participación de los padres y de toda la familia en el proceso de educar en la fe apunta a desarrollar un compromiso con la búsqueda de la verdad y el bien común, y un espíritu solidario que forje personas socialmente responsables.
Educamos en la fe buscando siempre el encuentro de nuestros alumnos con la persona de Jesús a partir de una formación doctrinal y vivencial que logre encarnar la fe en la propia experiencia de vida.
Asumimos un compromiso como ciudadanos del mundo, con una mirada atenta y solidaria ante las necesidades de los demás.
Nos proponemos que nuestros alumnos den testimonio, tanto con palabras como con gestos, de aquello en lo que creen.
Para que el Evangelio se haga vida en cada uno, celebramos como comunidad los sacramentos de la Reconciliación en 3er grado, la Primera Comunión en 4° grado y la Confirmación en 4° año.
Tanto en Primaria como en Secundaria, promovemos actitudes de servicio, de vida en comunidad y de oración por medio de retiros espirituales, convivencias y diversas actividades solidarias.
Acompañamos a nuestros alumnos de modo tal que logren desarrollar en plenitud su dimensión espiritual y social para que, a través de la oración y la Palabra, logren un encuentro profundo con Dios, con ellos mismos y con los demás.
Como católicos, y haciéndonos eco de las palabras del mismo Jesús, educamos mujeres y varones que sean «la sal de la tierra y la luz del mundo».
Finalmente, asumimos un compromiso con las familias, para que, como expresa el Papa Francisco, los chicos alcancen la madurez de su existencia, viviendo la experiencia significativa y eficaz del amor gratuito, de la ternura, del respeto recíproco, de la comprensión mutua, del perdón y de la alegría.
«La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera
de los que se encuentran con Jesús.
Con Jesucristo, siempre nace y renace la alegría».
Evangelii Gaudium Nº 1